*Escena de
Amarcord (1973) de Federico Fellini.
Encerrado en la
cuarentena. Como en la película que había visto en su lejana juventud gritaba
"Voglio una donnaaa" "Voglio una donnaaa"
A veces
traducía "quiero una mujer". Gritaba desde el techo. Los vecinos lo
amenazaban con disparos al aire. Entonces una piadosa hada que pasaba por allí
lo envío a la isla perdida de las mujeres ardientes.
Lo atendieron
de maravillas. Todas querían con él. Lo alimentaban con manjares del mar para
que tuviera energía entre mujer y mujer. En unos meses engordó.
Cuando estuvo a
punto se lo comieron...
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