Ahí va mi padre silbando en la madrugada. Es primavera. No alcanza
con el canto cíclico de los zorzales. Mi padre se acompaña silbando. Es una
melodía que alguna vez le escuche cantar en italiano, habla del amor perdido por
una napolitana. Cada vez que lo escuchaba silbar aquella melodía era como si
hablara en él toda la tristeza que tenía adentro.
Mi padre un hombre de silencio. De pocas palabras, las justas y
necesarias.
Ahora que volvió la primavera los zorzales cantan un insomnio de amor. Mi
padre vuelve a caminar a la madrugada hasta la avenida bajo las estrellas o la
tempestad para ir trabajar a la fábrica. Esta sólo. Se acompaña silbando su
amor a una napolitana.
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